sábado, 14 de marzo de 2009

El sexo del otro

la falta no crea toda ansiedad ni la hace social

Teniendo en cuenta que pongo la conciencia en el margen que ésta amplía en relación a la urgencia resulta extraño que no se haya visto la posibilidad que abre esta idea; no deja de ser acción sutil que crea tiempo en la crispación de la conciencia.

Fue Collins quien hizo frivolidad con la sociología de la ciencia y los antidepresivos y ansiolíticos. Si los hombres más preparados para pensar son los que menos hacen imprudencia estamos abocados a la estupidez.

Si la ansiedad se cura atajando con una pastilla no esperemos encontrar ningún mérito en ello. La ansiedad es una descoordinación orgánica que suplanta el dolor por un forzamiento del cuerpo a una simulación del mismo significativamente emocional. La ansiedad no es propiamente dolor sino que hace una anticipación del mismo en un vacío. El dolor dirige, por el contrario, positivamente la acción; fuerza la urgencia.

En el mundo emocional el otro es un otorgador de sentido que pone lo que está vacío. El sexo del lenguaje verbal con otro es olvidado como si sólo fuese sexo el que se da entre fluidos. El lenguaje es el sexo simbólico de nuestra especie. Hablar con uno mismo, en este sentido, es onanismo, la falta que dijimos de buen sexo.

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