jueves, 8 de marzo de 2012

Sobre una entrevista a Eduard Punset

Acabo de oír en la radio una entrevista a Eduard Punset. Me ha llamado significativamente la atención de la respuesta que ha dado a una de las preguntas que le ha hecho el entrevistador. El entrevistador le ha preguntado: - ¿Por qué tenemos la tendencia a recrear el pasado en lugar de volcarnos en el futuro? ¿por qué pensamos que todo tiempo pasado fue mejor en lugar de crear un mejor mañana? ¿por qué nos agarramos a la idea del pasado, y no nos entregamos a la de un futuro?.

En un principio, he pensado que Punset haría algún tipo de reflexión sobre la experiencia de un tiempo por venir en contraste con la de un tiempo que ya fue, sobre un mañana intrínsecamente abierto en el que el sujeto no está aún presente, y todo el tipo de cosas con las que especulan las reflexiones exitencialistas. Pero no, Punset está promocionando su libro Viaje al optimismo. Lo que quiere es dejar claro que el mañana será mejor de lo que fue ayer. En resumidas cuentas, Punset piensa que el futuro será mejor porque sabemos más, porque ha aumentado la expectativa de vida, porque conocemos mejor el cerebro y podemos comprender lo que nos pasa.

Ahora bien, el optimismo y el pesimismo son estados psicológicos de encarar la vida, predisposiciones que generalizan una idea temporal con afectividad. El optimista piensa: "¡qué bien!"; el pesimista, "¡qué mal!". Desde una reflexión sociológica como la mía, he de decir que si bien el pesimismo y el optimismo son, ciertamente, estados afectivos predispuestos a determinada expectativa, no puedo aceptar que se confunda una experiencia -psicológica- personal con la densidad de los objetos que dan forma a toda experiencia psicológica. Se trata, pues, de una ofrecer una idea sobre el pesimismo y el optimismo sin otra base teórica que la de sumarse acríticamente a la idea de que el progreso del conocimiento, la ciencia y la técnica, son bondades sustanciales que harán posible que mañana sea mejor de lo que fue ayer.

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